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martes, 17 de abril de 2018

AQUEL RITMAZO


Las segundas oportunidades son el pan de cada día del que podríamos denominar "cine otoñal". Un plato de consumo fácil y buen gusto al que Bailando la vida (otro caso de traducción creativa del original Finding your feet) no es ajeno ni en planteamiento, ni en desarrollo ni en desenlace.
 Una mujer que tras toda una vida con el mismo hombre descubre su infidelidad, un amante con secreto, una enfermedad terrible o un viaje que aviva recuerdos tan queridos como dolorosos son algunos de los lugares comunes que visita sin sonrojo está película, una comedia de esas con fuerte carga dramática cuyos conflictos internos vemos venir de lejos...sin impedir que nos quedemos mirando sin pestañear, cual proverbial ciervo ante la inminente llegada de un coche con los faros encendidos.
Y es que la cinta, previsible pero embutida hasta el fondo en buenas sensaciones (algo a lo que ayuda sin duda una banda sonoraqu incluye un buen número de éxitos populares)  nos regala el trabajo de unos actores maravillosos, unos personajes que consiguen que empaticemos con ellos desde el primer minuto, a pesar de las ínfulas que hasta alguno al principio (esa obsesión con el título de Lady), destacando ese encarnado por Timothy Spall, un actor que aún habiéndose especializado en roles particularmente odiosos nos revela una de sus caras más luminosas, mostrando una vez más su versatilidad.
Sin alardes visuales a pesar de sus números musicales o ese viaje de postal a la Roma más turística Bailando la vida es una película que consigue algo que no es tan fácil: divertirnos, incluso con alguna escena memorable aunque sea a corto plazo, con una trama que pareciéndose a muchas logra una identidad propia.

Bailando la vida llega a los cines españoles el 20 de abril.

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