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miércoles, 14 de diciembre de 2016

ESTACIÓN TERMINAL

Aunque no lo hayamos conocido de primera mano hay pocos conceptos más evocadores que el de el tren de la bruja. Esa atracción en la que no se siente vértigo, pero si algo de miedo y que, años antes del auge de pasajes del terror y similar, conseguía insuflar a aquellos que osaban montar de él un chorro de (inocente) adrenalina capaz de hacer que un niño pequeño intente arrebatarle su escoba a una malvada entidad (probablemente un ferianre con una careta barata y un sombrero picudo arreglado con celo) su particular instrumento de tortura. Y es que eso de monstruo y miedo es un binomio que casa francamente bien y si no que se lo pregunten a los creadores de Train to Busan.
 Seok-Woo es un próspero hombre de negocios pero su trabajo apenas le deja tiempo para estar con su hija, la pequeña Soo-An. El día de su cumpleaños esta le pide que la deje ir a Busan a visitar a su madre, de la que está divorciado, y este accede a llevarla en un tren de alta velocidad. Pero instantes antes de abandonar la estación una mujer herida sube al tren sin que el revisor la vea, a la par que noticias acerca de terribles incidentes y revueltas en las grandes ciudades comienzan a llegar. Poco sospechan los pasajeros que ambos sucesos están relacionados y que en breve el tren se va a convertir en el escenario de una autántica pesadilla.
En una época en la que el cine de zombies parece haber dicho todo lo que tenía que decir Train to Busan es una fresca aproximación al género por la vía del más difícil todavía, con una película que sabe hacer un inteligente uso de un entorno tan claustrofóbico como puede ser un tren (aunque no es su único escenario, dejaremos que lo descubran por sí mismos) y una historia que sabe pasar de lo personal a lo coral sin renunciar a una fuerte carga emotiva que, a diferencia de otras del ramo, logra dotar de alma a la cinta sin mermar un áspice un endiablado ritmo que atrapa al espectador durane las casi dos horas que dura la película.
Obra de personajes el film no vacila en mostrar como una catástrofe, en este caso una terrible plaga zombie en la que pueden dar tanto miedo los individuos aislados como las impresionantes multitudes que acechana a nuestros protagonistas (capaces de crear increeíbles cadenas humanas pero con un punto realista, gracias a unas impresionantes interpretaciones físicas, que los aleja de superproducciones como Guerra muncial Z), saca lo mejor del ser humano, incluso los que pueden parecer más egoístas en un primer momento (como el fornido marido de la mujer embarazada o el propio Seok-Woo) pero también lo peor (ese autántico demonio con traje y corbata capaz de sacrificar a cualquiera por salvar su pellejo), con unos personajes con fuerte carga empática que saben emocionarnos con sus pequeñas historias (El nombre del niño, la canción en el túnel).
Train to Busan es una película con buenos efectos especiales, una impresionante puesta en escena (el caos en la estación, el tren en llamas) e incluso algún guiño a los clásicos (la escena del francotirador) pero es ante todo una cinta que sabe combinar el drama humano con buenas escenas de acción y la justa dosis de terror e incluso algunas pinceladas de humor, en un microcosmos en el que hasta lo excesivo (el avance por los vagones a puñetazo limpio...literalmete) se vuelve natural, en la línea de cintas coreanas tan recomendables como Snowpiercer (otra con tren) o The host, creando una experiencia inolvidable que demuestra que el cine de zombies todavía tiene mucho que arañar.
Una atracción de esas de las que uno ya no se quiere bajar Train to Busan se estrena dentro del Sitges TourA contracorriente el 5 de enero. El resto del ciclo se estrenará a razón de una película cada semana (ojo, eso no quiere decir que cada cinta dure una única semana en  cartel, eso dependerá de la afluencia de público, por supuesto) y exhibirá las películas La autopsia de Jane Doe (13 de enero), Shin Godzilla (20), Sonmia (27) y Melanie. The girl with all the gifts (3 de febrero) en más de 50 salas españolas.

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