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viernes, 19 de febrero de 2016

AQUELARRE PRIVADO

Hace unos años lo más parecido a un festival de cine fantástico en Madrid era la Muestra SyFy de cine fantástico, y digo lo más parecido porque, si bien siempre ha contado con un buen núnero de películas inéditas en la cartelera comercial (algunas de las cuales fuera de aquó o citas como Sitges jjamás podrán verse en la gran pantalla) que han sabido en su mayoría hacernos disfrutar y de otras acividades paralelas nunca ha tenido galardones y otros elementos propios de un festival al uso. Nuevos festivales han ido surgiendo pero esta ha sabido mantenerse, y desde sus comienzos, despuntando el 2000 (y algo) ha ido creando toda una comunidad de fans impenitentes, muchos de los cuales asistieron (asistimos) ayer a su presentación.

Con varios de sus clásicos, ya que ni faltó la presentadora Leticia Dolera ni la siempre recurrente rima con Canino (que ya cumple 7 añitos si no me fallan los cálculos...como pasa el tiempo) la sesión se abrió con la presentación del cartel de la 13ª Muestra SyFy (que todavía no tenemos muy claro que es, asunto que imagino se desentrañará cuando podamos ver el clásico trailer al que ya nos tienen acostumbrados...puede ser un planeta descomponiéndose o, tal como se oyó en el patio de butacas, una albóndiga) así como la confirmación de la proyección de las cintas la premiada The invitation, Absolutamente todo (del ex Monty Python Terry Jones) , la española Vulcania, el inusual western Bone Tomahawk y la nominada al Óscar El niño y el mundo, esta última dentro de una sección SyFy Kids que nos han prometido que este año vienen con muchas novedades.
Pero el plato fuerte de la velada era la muy esperada La bruja, la cinta que este año abrió Sitges con gran controversia y que hará que nunca vuelvas a ver con la misma cara la sección de la granja del zoo con sus cabritas enanas...a las pruebas me remito.
Siglo XVII, Nueva Inglaterra. Una familia formada por una matrimonio y sus cinco hijos abandonan su comunidad por desavenencias religiosas y se instala en un claro junto a un tenebroso bosque rico en leyendas. Las cosechas no prosperan y el hambre les amenaza pero nada parece quebrantar su fe hasta que el hijo menor, Samuel, un bebé sin bautizar, desaparece en extrañas circustancias. La tragedia hará aparecer la semilla de la desconfianza entre todos los miembros de la familia, y nuevos y sorprendentes hechos harán que esta crezca con fuerza.
Perturbador drama con elementos sobrenaturales esta película en torno a la brujería en el nuevo mundo, a la que ya nos han acercado todos las numerosas cintas dedicadas a las brujas de Salem y sus sosias, arranca precisamente en el momento en que muchas de estas concluyen, una suerte de juicio que dará pie a que la familia protagonista abandonen su acogedor hogar para instalarse en las hostiles proximidades de un misterioso bosque, en el que desde un primer momento nos dan a entender, si bien se permite ciertas dosis de ambigüedad, se realizan extraños ritos.
Con una cuidada puesta en escena, entre una dimensión siniestra de Milet y el Dreyer más sobrenatural (con matices), La bruja nos lleva hacia una suerte de apocalipsis no escrito de la mano de unos protagonistas que en un comienzo se obstinan en negar toda la serie de signos ominosos de los que son testigos (el polluelo del huevo, la sangre en vez de leche...) en un ambiente en el que ni las buenas acciones tienen recompensa (la mentira piadosa del manzano acaba cobrnado vida en el interior de su emisor,,,de una manera que aquí no desvelaremos) y hasta la maldad más inocente su castigo (las miradas del hijo mayo, todavía paenas un niño, a su hermana...pero es que quitando su madre en su ambiente no hay más mujeres), unos personajes aislados y atrapados en un peqeuño microcosmos que se niegan a abandonar y en el que, a pesar de las presencias visibles e invisibles que habitan el bosque (como ese conejo...sí, sí conejo, que pasará de presa casi a mensajero de la catástrofe), son sobre todo víctimas de sí mismos.
La bruja no es una película de terror al uso. Creando un continuo estado de tensión por el que es casi imposible no dejarse arrastrar y que nos remite a películas de calado muy distinto como La cinta blanca de Haneke, con un realismo casi atroz que nos hace sentir gran empatía por los personajes (la reacción de la hija mayor tras la muerte de uno de los personajes y la posterior acusación de brujería) a lo que sin dudan contribuye el gran trabajo de actores, la mayoría muy jóvenes, de la cinta y que ayudan a dar cuerpo a un terror rn comienzo irreal e incluso explicable (más de una vez intentan autoconvencerse de que el bebé se lo llevó un lobo).
No faltan escenas terroríficas (el descubrimiento de la cabaña entre los árboles y su en un principio sensual moradora), ni diálogos de esos que hacen que poco a poco el espectador sufra un escalofrío (la discusión entre hermanas de quien es la verdadera bruja) o elementos tan inquietantes como las cancioncillas de los gemelos (ah...que sería del género sin niños como estos) pero La bruja en muchos momentos crea más terror con los elementos naturales que con sus bien enfocados elementos sobrenaturales.
Hermosa y terrorífica visión de un mundo de la brujería más cercano al de Goya que a la, por otra parte, muy recomendable Lords of Salem esta película de época sabe sacarnos con buen tino de los juicios corales para llevarnos a un terreno más íntimo pero igualmente sórdido, y lo hace con originalidad y un cuidado fuera de lo común.
Cinta de terror atípica que nos da todo lo que esperamos y más siempre que no esperemos los típicos clichés de sangre y sexo La bruja se estena en cines el 13 de mayo.
Y con este buen sabor de boca se da el pistoletazo de salida para la Muesta SyFy de cine fantástico de este año, que tendrá lugar en el Cine de la prensa de Madrid del 3 al 6 de marzo...más info en la página del canal SyFy.



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