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jueves, 16 de julio de 2015

BUSCANDO LA LLAVE

El asunto ese de hacerse mayor siempre ha sido un grandísimo caldo de cultivo en la historia del cine. Ese paso de la niñez a la juventud y la madurez nos ha regalado toda una serie de personajes con increíbles conflictos internos, a los que le basta un mínimo cambio en sus cómodas existencias para que se torne el dramón del siglo, entre amores adolescentes, profesores con más buena voluntad que cerebro y pequeñas excursiones que se convierten en una auténtica aventura. Pero ¿que pasa cuando se da un paso más? Cuando se pasa de la madurez a la...seamos educados por un día, a la madurez 2.0 pasa exactamente lo mismo, claro que en este caso nos ha dado todo un muestrario de auténticos cascarrabias como el Sr. Schmidt de la película homónima (un suempre excelente Jack Nicholson). El último llega encarnado también por uno de los grandes, hoy hablamos de Al Pacino yManglehorn.
El señor Manglehorn, antiguo entrenador infantil, vive una monótona existencia como cerrajero. Obsesionado con Clara, su amor de juventud, apenas se relaciona pero cuando su gata, Miss Fanny, es operada y obligada a permanecer unos días en el hospital veterinario, decide iniciar una relación, de amistad en principio, con la cajera del banco. Sin embargo sus excentricidades y su manía de establecer comparaciones entre las personas que conoce harán que esta se vuelva tan difícil como las que mantiene con sus conocidos e incluso con su hijo.
Película con una premisa sencilla centrada en sus personajes, entre los que destacan un Al Pacino que toma control de la cinta desde el primer momento con sumonólogo interior en forma de las misivas que escribe a su amor perdido y una Holly Hunter con la que no cuesta identificarse, Manglehorn es un drama con esporádicos toques de comedia.
Sin apenas acción la película nos lleva de la mano al día a día de su protagonista, un hombre obsesionado hasta extremos malsanos con una mujer a la que amó en su juventud (pero con la que no llegó a casarse...los auténticos niveles de esta locura aunque podamos imaginarlos sólo los conoceremos casi al final de la cinta) , y al que la cosa más emocionante que le puede ocurrir es un terremoto al que, en realidad, apenas si presta atención. Profundizando poco a poco en su carácter comprobaremos sin embargo que es un personaje de fuertes contrastes, pudiendo pasar de la calma absoluta a la furia más auténtica ( la paliza a la salida del salón de bronceado), de la ternura (la escena del parque) a la más completa falta de empatía (la conversación con su hijo cuando este le hace una incómoda revelación) y de los asuntos más terrenos a la pura magia (aspecto en que resulta muy revelador el final)
Con numerosas rutinas que se suman a la monotonía que supone su oficio (a pesar de que vemos que lo ejerce en lugares muy distintos) y un ritmo excesivamente pausado, el film sin embargo sabe regalarnos una serie de hermosas imágenes (el accidente) y diálogos con chispa, pero estos son meros aderezos de una película irregular, que si bien cuenta con unos maravillosos ingredientes como el poliédrico personaje de Pacino, no sabe sacarles todo el provecho que podría y hace oscilar al espectador entre una serie de sensaciones encontradas, sin encontrar una pausa concreta para asimilarlas.
Con un interesante punto de realismo mágico, a lo que sabe contribuir especialmente su banda sonora e iluminación ( las cabinas de masajes) Manglehorn es una gran oportunidad para disfrutar del trabajo de un buen puñado de actores en una trama que no acaba de encontrar su camino si bien la resolución final, y solo cuando está a punto de acabar la cinta, es realmente consecuente con el desarrollo del resto de la película, a pesar de su cierto puntito moralista (el destino del hijo) que no la beneficia en demasía y nos deja la ligera sensación de que su huraño protagonista tiene más suerte que la que merece en sus relaciones con el resto de los humanos, en especial con los niños, tanto con su nieta como con el joven del que fue entrenador en su niñez y que es capaz de perdonarle cualquier cosa...y es que la magia no son sólo elementos que aparecen de la nada.
Manglehorn se estrena en las salas el 14 de agosto.
Y con esto os dejamos hasta dentro de unos días...más monigotes, cine y otros asuntos a la vuelta de verano (que quiere decir menos de 15 días ojo)...si no nos hemos derretido antes.

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