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martes, 16 de septiembre de 2014

UN CINE EN 4D ES POSIBLE

Cuando el nuevo 3D (me gusta llamarlo así...todavía me acuerdo de esas gafas bicolores que te dejaban ver poco o nada) irrumpió en la gran pantalla nos dejó a un buen puñado con la boca abierta...todavía recuerdo a ese grupo de inocentes que temblábamos cual hojas ante la avasalladora presencia de una pelota de esas atadas a una raqueta que avanzaba hacia nosotros en Monstruos contra alienígenas, convirtiéndonos en sosias modernos de aquellos espectadores intediluvianos que se escondían ante la llegada del tren en su pantalla. Pero la moda del 3D empezó a verse superada, el presunto nuevo filón se deshinchó y en Hollywood empezaron a plantearse nuevas ideas. Sí, algunas como el odorama habían fracasado en el pasado pero las posiblidades eran muchas, y surgió...bueno no sé como llamrlo ¿ventorama? ¿ventiladorama? ¿meolvidelchubasquerorama?. Bueno, eso en realidad no importa, la cuestión es que ayer tuve la oportunidad de probarlo en carnes propias en los Cines Mendez Álvaro de Madrid en la sesión matinal de En el ojo de la tormenta.
No nos engañemos, nos encontramos ante una de esas cintas corales de catástrofes que si no fuese por lo increíble de su propuesta (la tormenta del milenio versión 5.0 por sopotocienta vez consecutiva) y por sus, por otro lado, magníficos efectos especiales, podría englobarse perfectamente en la línea de esos telefilmes de sobremesa basados en hechos reales. Nos encontramos así con nuestra habitual caterva de adolesccentes hormonados, familias disfuncionales con o sin tragendia incluida, madres solteras entregadas a su carrera profesional, y por supuesto como hija bastarda de Twister, el drama metereológico con nombre de helado, un grupo de cazatornados con más juguetitos que cerebro. ¿La novedad? el papel de descerebrados que se meten en el tornado que no debían se lo adjudican un puñado de casi cuarentones aficionados a subir sus animaladas a youtube, dejando los dramas a los adolescentes...vivir para ver. Sí, es una cinta tópica (gente que sobrevive de manera inexplicable, rescates in extremis y esas cosas), pero bien ejecutada y con algún momento particularmente hermoso, como la aparición del tornado de fuego que conduce a la muerte de uno de los personajes (sí, esto existe por fantático que parezca, hasta ha salido en los documentales de la 2) o el ascenso de uno de los protagonistas por encima de la tormenta hasta ver el sol...para volver a descender a una velocidad nada recomendable, y gracias a su brevedad (apenas hora y media...a estas alturas es algo que se agracece) una buena opción para pasar el rato.
Pero lo que lo convierte en un curiosidad de primera fila es su opción de visionado, con un sonido isens de esos que hacen temblar literalmente las butacas y el uso de ventiladores en la sala. Sí, sí, ventiladores y una cinta rojiblanca que veta el acceso a las butacas laterales ( y vistos los charcos a la salida no nos extraña), haciendo que el público se vea mecido por el viento y ocasionales gotas de agua en los momentos más tormentosos de la cinta...es una opción curiosa y divertida (tampoco esperen un vendaval pero es recomendable llevarse el pañuelo o sudadera y no sentarse muy cerca de la esquina) que le da una nueva dimensión a las sesiones...esperemos que lo retomen en un hipotético estreno de Sharknado 3 (ay, que la 2 se nos queda para vestir santos en la tele), y si es posible tirándonos tiburones hinchables. Yo pagaría, y eso que ayer entré gracias a los puntos de mi providencial tarjeta. A ver como sigue esto.

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